LA BAHÍA DE CAMAMÚ Y SUS ISLAS
La Bahía de Camamú, la tercera bahía más grande de Brasil en volumen de agua, tras la bahía de Todos los Santos y la de Guanabara, alberga varias islas de todos los tamaños, playas, selvas y manglares en perfecto estado de conservación. Con sus vientos constantes y aguas profundas y tranquilas, la Bahía de Camamú ofrece condiciones perfectas de navegación y muchos puertos naturales seguros para fondear.
PASEOS EN LA BAHÍA
El barco es el mejor medio de transporte para descubrir este paraíso poco explorado por el turismo. Se peuden alquilar lanchas rápidas o barcos en los puertos de Barra Grande y de Camamú. En temporada alta, hay goletas que hacen paseos para grupos por la bahía. Un paseo por la Bahía de Camamú ha de comenzar por la mañana, para aprovechar mejor el día.
LA ISLA DE LA PIEDRA AGUJEREADA
A 30 minutos en barco de Barra Grande y a 1 hora de Camamú, la Isla de la Piedra Agujereada debe su nombre a una enorme roca agujereada en medio por la erosión. La isla es muy pequeña, tiene una fuente natural y una playa de aguas cristalinas. Hay un único restaurante que sirve comida típica.
CAMPINHO
A 3 kilómetros de Barra Grande, el pueblo de Campinho es conocido porque allí se hospedó Antoine de Saint-Exupéry en la década de los 30. Al tener aguas muy profundas, se barajó la posibilidad de construir allí un puerto industrial, pero el proyecto acabó transfiriéndose a Ilhéus. Sus aguas claras y tranquilas rodeadas de arrecifes y repletos de peces hacen de Campinho uno de los mejores lugares de la región para el buceo.
SAPINHO Y LA ISLA DEL GOIÓ
Siguiendo hacia el interior de la bahía, se llega al pueblo de Sapinho. Los manglares son abundantes aquí. Existen bares y restaurantes que sirven pescados, cangrejos, langostas y diferentes moquecas (ensopados de pescado y marisco típicos de la región) regadas de aceite de dendé (palma) y mucha pimienta picante. Se trata de una parada obligatoria para quien pasea en barco por la bahía. Frente al poblado, separada por un pequeños brazo de mar, se encuentra la linda Isla del Goió con sus playas desiertas.
LA ISLA GRANDE
Es la más grande de las islas de la bahía, midiendo cerca de 4 km², y también la más poblada, con unos 1.500 habitantes. Tiene un puerto y varias playas de aguas tranquilas y cristalinas. La punta norte de la isla ofrece unas vistas de ensueño. No existen automóviles en la isla, siendo las calles caminos. De hecho, caminar es el mejor medio de conocer la isla. Hay algunas residencias y posadas.
AVENTURÁNDOSE MÁS POR LA BAHÍA DE CAMAMÚ
Los lugares arriba mencionados son de fácil acceso desde Barra Grande. Lamentablemente no es posible visitar toda la Bahía de Camamú en un día sólo. Quien disponga de más tiempo puede aventurarse bahía adentro para conocer pequeños lugares como Barcelos do Sul, el Tanque, Cajaíba, Âmbar, la Isla de las Flores, Isla Pequeña o lugares másapartados como el Río Maraú y la Cascada de Tremembé.
LA VILLA DE CAMAMÚ
Puerto de embarque para Barra Grande y la Bahía de Camamú, la pequeña ciudad de Camamú se encuentra en las orillas del río Acaraí, en medio de un área poblada de manglares. Antigua ciudad colonial, Camamú fue construida en dos niveles, al igual que Salvador de Bahía. En la ciudad alta, hay una iglesia y antiguas casas coloniales. En la ciudad baja están el puerto y el mercado. Para la mayor parte de los turistas, Camamú es apenas un lugar de paso y prefieren alojarse en Barra Grande o en las playas de la Péninsule de Maraú.
HISTORIA
Antiguamente habitada por los indios Macamamus, la ciudad tiene su origen en un poblado fundado en 1561 por los Jesuítas llamado Nuestra Señora de la Concepción Macamamu. Los Jesuítas desarrollaron bastante la agricultura, haciendo así que la localidad se tornara importante y llegara a ser el mayor productor de harina de mandioca de Brasil. Al ser rica, atrajo a piratas e invasores. En 1624 y 1627 la ciudad sufrió varios ataques de los holandeses. Para protegerse de nuevas invasiones, la población obstruyó el paso hacia el puerto con enormes piedras que siguen en su sitio hasta hoy, obligando a los barcos a zigzaguear para llegar al puerto.